La educación física en edad escolar es muy importante porque permite al estudiante formarse de manera integrar en todas las disciplina deportiva.
Aquí podemos mencionar algunos beneficios de la educación física en edad escolar
Beneficios fisiológicos
Existe una clara
evidencia científica de que la práctica regular de actividad física
contribuye a incrementar la esperanza de vida y la calidad de vida, así
como a prevenir ciertas enfermedades comunes en la actualidad
(insuficiencia cardíaca, arteriosclerosis, hipertensión arterial,
accidentes cerebrobasculares, obesidad, diabetes tipo II, cáncer de
colon, etc.) (Mendoza, 2014). Además, el ejercicio implica importantes
beneficios para el aparato locomotor y puede repercutir muy
positivamente en la rehabilitación de diversas enfermedades crónicas
como las enfermedades coronarias, la hipertensión, la diabetes o las
enfermedades obstructivas pulmonares.
Por otro lado, Carrasco y Torres (2000) sugieren que el ejercicio físico en edades tempranas favorece una mayor mineralización de los huesos,
lo que posibilita un mayor crecimiento y desarrollo óseo y contribuye a
prevenir el riesgo de padecer osteoporosis en la madurez. Asimismo,
enfermedades cada vez más frecuentes entre la población infantil como el
sobrepeso y la obesidad pueden ser contrarrestadas por su práctica
habitual, además de por una dieta sana y equilibrada. Según la
Organización Mundial de la Salud, el sedentarismo es una importante
causa de enfermedades crónicas y de mortalidad precoz en países
desarrollados, por lo que una vida físicamente activa nos protegería de
los riesgos asociados a un estilo de vida sedentario.
Beneficios sociales
Cada
vez existen menos dudas acerca del elevado potencial socializador del
deporte. Para Gutiérrez (1995) el sistema educativo (la escuela) en
general y la Educación Física en particular, juegan un papel fundamental
en el proceso de socialización del niño. Según este autor, la práctica
físico-deportiva puede favorecer el aprendizaje de los roles del
individuo y de las reglas sociales, así como la adquisición de una serie
de valores personales y sociales esenciales en la formación de la
personalidad y de las habilidades sociales de los más pequeños:
participación de todos, respeto a los demás, cooperación, solidaridad,
relación social, amistad, pertenencia a un grupo, competitividad,
trabajo en equipo, expresión de sentimientos, responsabilidad social,
convivencia, lucha por la igualdad, compañerismo, justicia, preocupación
por los demás, cohesión de grupo.
Beneficios cognitivos
Diversos estudios muestran una estrecha interrelación en la infancia entre la actividad física y el desarrollo cognitivo. Según Stone (1965), citado por Ramírez, Vinaccia y Suárez (2004), los niños que realizan una actividad física de manera sistemática gozan de mejores procesos cognitivos que los niños con un estilo de vida sedentario. Parece ser que con el ejercicio continuado se libera una gran cantidad de sustancias que regulan cambios estructurales y funcionales en el cerebro y modifican la acción de diversos neurotransmisores en el sistema nervioso central, lo que contribuye a conservar en mejores condiciones su función cognitiva (Roig, 2012). Diferentes autores sugieren también que el ejercicio físico en edades precoces estimula el aprendizaje, la memoria y la concentración, además de asegurar una buena salud cognitiva en etapas posteriores de la vida. Por otro lado, la acivilad física puede incrementar la autoeficacia y la autoestima e inducir la activación cortical, lo que redunda en una mejora de la atención (Mendoza, 2014).
Beneficios cognitivos
Diversos estudios muestran una estrecha interrelación en la infancia entre la actividad física y el desarrollo cognitivo. Según Stone (1965), citado por Ramírez, Vinaccia y Suárez (2004), los niños que realizan una actividad física de manera sistemática gozan de mejores procesos cognitivos que los niños con un estilo de vida sedentario. Parece ser que con el ejercicio continuado se libera una gran cantidad de sustancias que regulan cambios estructurales y funcionales en el cerebro y modifican la acción de diversos neurotransmisores en el sistema nervioso central, lo que contribuye a conservar en mejores condiciones su función cognitiva (Roig, 2012). Diferentes autores sugieren también que el ejercicio físico en edades precoces estimula el aprendizaje, la memoria y la concentración, además de asegurar una buena salud cognitiva en etapas posteriores de la vida. Por otro lado, la acivilad física puede incrementar la autoeficacia y la autoestima e inducir la activación cortical, lo que redunda en una mejora de la atención (Mendoza, 2014).